Proyecto TANATOS
EL AUSENTE PRESENTE, por Carmen Ocaña Gómez

Fotografías que complementan y amplian las expuestas en la exposición "TANATOS", con el tema EL AUSENTE PRESENTE
Fui todo y ya no soy nada.
Mi vida ya no está, sin embargo….
De alguna manera se inmortalizó mi recuerdo.
Un recuerdo de piedra, losa y musgo.
Vivo el dulce sueño de una eternidad.
que a veces pesa más que la propia lápida que me sepulta.
Esta sepultura me ha hecho perpetuo,
invita a su contemplación y en ella va mi presencia.
El recuerdo inmortaliza.
Fui y puedo seguir siendo.
Que alguien me visite, me hace visible,
que alguien me recuerde, me devuelve “simbólicamente” a la vida.
Soy viento y eco.
Lamento y voz.
Estoy ausente, pero estoy presente.
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1.- En el lecho de muerte.
Un día, buscando una sepultura concreta en el Cementerio Sacramental de San Justo (Madrid), me encontré con este magnifico conjunto escultórico.
“En el lecho de muerte” es el titulo que descubrí en una publicación del cementerio donde está esta sepultura, sin embargo yo prefiero llamarlo “el acompañamiento” o “Fernando y Andrea”, porque cuando la vi, me resultó tremendamente entrañable ese momento de último aliento, de acompañamiento final, de amor incondicional hasta el ultimo suspiro al lado de alguien….
Esa escultura generó de alguna manera “una presencia” de ese amor, de ese acompañamiento y así nació la idea de “el ausente presente”, al ver como se hace evidente la presencia del que ya no está.
Esta es una sepultura verdaderamente impresionante, está formada por dos ataúdes funerarios, ricamente engalanados con telas y adornos florales, tras los que se alza una gran pared y en la parte central de esta, enmarcada con arcos convenientemente decorados, se encuentra esta escultura. Todo el conjunto podría simular una especie de dormitorio, a mi así se me antojó cuando lo vi. En el descansan dos hermanas y sus maridos.
Poco se sabe de esta sepultura, que no presenta datos de autoría, y que sin embargo tanto por su volumen y grandiosidad, como por el material de que está hecha (mármol de carrara), etc. nos traslada a grandes conjuntos escultóricos, similares a los del cementerio de Staglieno en Italia.
Fernando y Andrea (fallecidos respectivamente en 1898 y 1913), son el primer matrimonio, que aparece reflejado en las inscripciones, por eso a mi me gusta llamar así a los componentes de este conjunto escultórico. Lo común de sus apellidos ha hecho imposible localizar datos de esta familia, tan sólo una referencia encontrada a través de la Hemeroteca en una publicación de la época con los datos de la muerte de Andrea. (La lectura dominical, 27 de diciembre de 1913)
Por desgracia, no parece existir descendencia, y el conjunto presenta graves problemas estructurales. En la parte alta de toda esa pared figuraba una gran cruz con una inscripción que ponía “Familia de Fernando….”, que ya no existe, ha desaparecido en estos últimos años, y a veces es fácil encontrar trocitos de cornisa caídos a su alrededor, que con mimo los empleados y guías del cementerio van guardando por si pudieran recuperarse…. El cementerio últimamente ha tenido que intervenir colocando una especie de brida metálica a todo el conjunto.
Cuando lo miro yo imagino el amor presente de esas parejas y por eso pienso que son ellos mismos, Fernando y Andrea, los protagonistas de esa preciosa escena.
2.- Niña perdida.
Cuando encontré esta sepultura, algo me causó interés, aún cuando es evidente el deterioro de la misma, la figura de la niña irradiaba una especie de llamada de atención.
Al acercarme comprobé que la escultura había perdido la cabeza y aún así, era una figura de una dulce belleza.
Hice las fotos, pensando qué podría representar esa niña y sin fijarme en las inscripciones de la lápida.
Más tarde, descubrí que era el panteón familiar del Excmo. Sr. D. Fernando López Moris, diputado a Cortes y catedrático del Instituto Cardenal Cisneros, fallecido en 1922.
Toda la información sobre este hombre nos presenta a alguien muy preparado social y culturalmente. El Diario El Sol, en su publicación del día 12 de julio de 1922, en una noticia sobre su fallecimiento dice textualmente: “gozaba generales simpatías por su sencillez y carácter abierto y comunicativo. Era un conversador ingenioso y muy culto”.
Más allá del curriculum político y académico de este hombre, podría terminar aquí la historia, sin embargo, el periódico incidía también en el hecho de que su esposa había fallecido poco antes y que el matrimonio dejaba dos hijas de corta edad.
Por desgracia, esta no fue el ultimo infortunio de la familia, pues una de esas niñas, murió al poco tiempo con tan sólo 15 años.
Tras indagar toda esta historia, venía a la mente si la niña representada en la sepultura era esta que perdió la vida tan joven, o si era una especie de símbolo de aquellas niñas huérfanas…. Nada he podido saber al respecto, salvo que esa niña, en ese entorno que casi se presentaba bucólico por lo antiguo, por lo pseudo abandonado y por la zona boscosa, quiso hacerse notar.
Esta sepultura se encuentra en el cementerio de la Almudena de Madrid, en la zona conocida como Cementerio de Epidemias, una zona inaugurada prematuramente en 1884, como cementerio provisional, cuando aún estaba en construcción la necrópolis, para dar cobertura inmediata a los enterramientos por la epidemia de cólera.
Lo aparentemente tétrico de la zona, el arbolado…. hacen parecerla, una niña perdida.
3.- Ramón de Campoamor.
Ramón de Campoamor y Campoosorio (Navia, Asturias, 1817 - Madrid, 1901)
A Ramón de Campoamor se le puede considerar poeta, escritor, cronista y también político en tiempos de la restauración.
Cursó estudios de Humanidades, Filosofía, Lógica y Matemáticas, también se matriculó en Medicina, sin embargo ninguna de estas profesiones le complacía, hasta que influenciado por su amigo José de Espronceda, consideró dedicarse a las letras, y posteriormente a la política, lo que lo convirtió en un curioso “cronista” del parlamento con textos y criticas, en tono satírico, hecho este que contrastaba claramente con su obra poética. Fue un autor de gran popularidad, inventor de los géneros poéticos: doloras y humoradas
Este decimonónico mausoleo fue creado en 1909, costeado por los herederos de Campoamor, que había fallecido en 1901, en el reposan también los restos de su esposa Guillermina O'Gorman, fallecida en 1890.
El mausoleo tiene la esencia del lirismo y la poesía, con esa gran columna central donde el autor queda representado en esa efigie en forma de medallón coronado con su propio nombre y con esa representación de la musa Erato a sus pies, símbolo de la lírica y la poesía.
Es esta una curiosa representación por un lado testimonial con ese bajorrelieve del mismo y por otro lado alegórica con esa musa símbolo de la inspiración del poeta.
Es obra del escultor Cipriano Folgueras, del que también se conservan otras importantes obras de arte funerario, como el panteón de los marqueses de San Juan de Nieva, en el cementerio de la Carriona (Avilés), una escultura que es considerada como la mejor escultura funeraria de España, un ángel con un curioso mestizaje de elementos femeninos y masculinos, que le confiere un singular carácter andrógino.
Ramón de Campoamor se encuentra enterrado en el Cementerio Sacramental de San Justo (Madrid), en concreto en el llamado Patio de Santa Gertrudis, construido por la necesidad de dar servicio a la ciudad de Madrid en plena epidemia de cólera en 1887. Es una de las secciones más grandes de este cementerio, y en esa misma zona descansan, otros autores, como Larra, Espronceda, Bretón de los Herreros, Blanca de los Rios, Harzenbusch o los hermanos Alvarez Quintero
4.- José Mª González Cachero, Junior
José Mª González Cachero, (Madrid, 1976-Arganda del Rey, 3 de marzo de 2002)
A José M.ª González Cachero “Junior” le corría serrín por las venas, como suele decir la gente del circo.
De familia cirquense, (su padre, junto a sus hermanos, había creado el Gran Circo Mundial, una de las más prestigiosas caravanas circenses de Europa) con tan sólo 2 años ya formaba parte del espectáculo de circo de Torrebruno. Con 10 años tenía su propio número con ponys y cebras.
Su creatividad y sensibilidad con los animales en un nuevo estilo de doma, permitió que se convirtiese en uno de los mejores domadores del mundo y primera figura en el Gran Circo Mundial.
Con tan sólo 19 años recibe la Medalla de Plata del merito en Bellas Artes, galardón que se suma a muchos otros, entre los que destacan la medalla de oro y diploma de honor de Unicef o el Premio Nacional del Circo concedido a titulo póstumo en 2002, año en que fallecía en accidente de tráfico con tan sólo 26 años.
Su mausoleo donde está representado él con dos caballos con el fondo del Gran Circo Mundial, es obra del artista Eduardo San Bernardo. A los pies del domador le acompaña el trofeo del Festival Internacional del Circo y como curiosidad su lápida reza “Ilmo. Sr. …” y es frecuente encontrar en ella pequeños muñecos o elementos infantiles.
Sin duda alguna, pasear por un cementerio y encontrarse con esta grandiosa obra, crea cuanto menos curiosidad y asombro. Además de su majestuosidad, la sepultura tiene otra particularidad, está dotada de una columna con placa solar que hace que todo el conjunto se ilumine por la noche, como si se encendiesen nuevamente las luces del circo y el espectáculo continuase.
* Curiosidades: Homenaje a José María González Junior en la página web del Musée du Cirque Le Cercle Enchanté D' Alain Frere.
5.- Juanita Cruz
Juana Cruz de la Casa, (17 de febrero de 1917- 18 de mayor de 1981), conocida artísticamente como Juanita Cruz.
Fue una torera española, que mató su primer becerro con tan sólo 15 años, tal hecho saltó a las noticias de la época y Juana iniciaría así un largo periplo de permisos especiales (el reglamento taurino de la época prohibía torear a mujeres), y todo tipo de dificultades en su tortuosa carrera.
En un mundo de hombres y en difíciles etapas de nuestra historia. Juana llegó a torear en plazas tan importantes como Las Ventas de Madrid o la Maestranza de Sevilla, compartió cartel con el mismísimo Manolete y llegó a contar con el apoyo de grandes de la tauromaquia como Marcial Lalanda.
El 2 de abril de 1936 hizo su presentación en la Plaza de Toros Monumental de Las Ventas. Era la primera vez que una mujer toreaba en una novillada picada y la primera vez que una torera actuaba en la plaza más prestigiosa del mundo.
El inicio de la Guerra Civil truncó la temporada taurina y Juanita, ya contratada para actuar en América, partió hacia el nuevo continente. Allí permaneció diez años toreando en diversos cosos de Colombia, Venezuela, México, Ecuador, Bolivia o Argentina. Fue en México donde tomó la alternativa como matadora de toros de la mano del torero mejicano Heriberto García. Juanita se convirtió así en la primera mujer matadora de toros de la historia.
Juana toreaba habitualmente con falda, huyendo de la taleguilla de los toreros y así la esculpió para su monumento funerario Luis Sanguino, en actitud de brindis y con un epitafio que deja ver el dolor de no haber podido desarrollar su pasión en España y que reza asi: «A pesar del daño que me hicieron los responsables de la mediocridad del toreo en los años cuarenta-cincuenta, ¡brindo por España!»